viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Y por qué no?

La mayoría de las relaciones sociales que funcionan bien y hacen que la sociedad tienda hacia el bien, se basan en la igualdad entre los individuos.
Las relaciones familiares entre hermanos, las relaciones de pareja, las amistades; todas ellas y otras muchas, son grupos de personas que se tratan como iguales, nadie manda en nadie, todos deciden sobre la relación.
En cuanto alguno de sus componentes se pone por encima del otro, en cualquiera de estas conexiones fundamentales en nuestra sociedad, la cosa deja de perder interés y empiezan los problemas.
Un hermano que piensa que merece más que los demás, que no respeta al resto; pasa a separarse del núcleo familiar para volver a contactar con él, sólo cuando cree poder sacar provecho.
Un un señor o señora que mandonea a su pareja, que toma decisiones por los dos, que habla más alto que el otro sin escuchar al de enfrente; deja de ser una media naranja para pasar a convertirse en alguien a quien aguantar por una u otra necesidad, o con quien directamente se parten peras.
Un amigo deja se serlo en el mismo momento en el que convierte la relación en un "a ver que puedo sacar yo de este". ¿No deja, una amistad, de serlo cuando una de las partes la mantiene sólo por el interés propio?
Todas esas relaciones y muchas más que tenemos y conservamos cada día, siguen un riguroso "ordenamiento" anarquista, unas "normas" anarquistas y un funcionamiento en toda regla anarquista...
Le pese a quien le pese, las relaciones base de nuestra sociedad no son democráticas, no andamos con una urna debajo del brazo para tomar decisiones, ni elegimos a nadie para que tome esas decisiones por nosotros sin poder tan sólo opinar. Por supuesto, como no podría ser de otro modo, tampoco son dictatoriales y mucho menos monárquicas... ¡No!, no lo son, son mucho más anarquistas que cualquier otra cosa, aunque os duela.

Y entonces, digo yo ¿qué hace que nos de miedo aplicar las mismas "reglas" a todo lo demás? Si funciona para la base de todo, si funciona para lo que más nos importa, por qué sólo suena anarquía en nuestras bocas cuando hay violencia, caos y desorganización.

En base a todo esto... ¿Y por qué no lo intentamos?

1 comentario:

Pilar Abalorios dijo...

Porque vivir en igualdad implica sin duda, responsabilidad por ambas partes y nos encanta que otros tomen decisiones por nosotros, eso sí reteniendo el derecho al pataleo.


Un placer leerte.